​

“La poesía hoy prácticamente ha desaparecido de nuestras vidas…

​

Ya no hay espacio real para ello en este mundo cada vez más virtual y superficial donde la velocidad y la eficacia han primado sobre los sueños y la profundidad.

Sin embargo, un lugar parece resistir esta desaparición programada, un lugar al margen de nuestra sociedad donde los marcadores de espacio/tiempo son diferentes a los nuestros:la prisión.

​

Puede parecer completamente iconoclasta o incluso inapropiado afirmar aquí que el universo penitenciario, por duro, por violento que sea, tiene un vínculo privilegiado con la poesía. Y todavía...

Durante quince años, como director, he trabajado con detenidos porlecciones de lectura en voz alta.

 

Pude darme cuenta de cómo la poesía tenía una importancia insospechada para estos seres cautivos y solitarios, en la distancia de sus seres queridos y en el recuerdo de su vida anterior. La poesía en prisión tiene su razón de ser porque es un vendaje para el alma humana. Muchos presos descubren sus virtudes durante el cumplimiento de su condena: esto se traduce en la redacción de poemas, el deseo de leerlos en voz alta o en la intimidad (los cuadernillos poéticos son muy populares en las bibliotecas de los establecimientos), de escucharlo…

Una vez usé la palabra catarsis sobre este tema durante una discusión con un cantante de rap, detenido en la prisión de Nanterre: cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que una de sus nuevas canciones, escritas en la celda, llevaba precisamente este título: catarsis.

​

Durante mis cursos de lectura en voz alta, que me centro en un tema o en un autor, siempre estoy atenta a lasbelleza de los textosque vamos a trabajar juntos, aunque a veces haya una dificultad inicial de comprensión: la poesía hay que domarla y es este esfuerzo el que hace la riqueza de una pasantía exitosa.

 

Siempre me conmueve observar que los presos, hombres y mujeres, a menudo recurren a los escritos más sentimentales, incluso a los más trágicos. Nunca olvidaré a este preso agarrando con rara fuerza emocional de:

“No hay amor feliz” de Aragón, o ese otro que, a pesar de sus dificultades de pronunciación, se esforzaba por decir “Le dormeur du val” de Rimbaud.

​

Recientemente, me ofrecí a leer algo de Jacques Prévert: cada participante tenía un bolsillo con una treintena de poemas (muy variados en su temática) y tenía que elegir tres en prioridad para trabajar en ellos.

Tras una primera ronda de la mesa, no me extrañó que todos hubieran elegido la que, precisamente, dejaba el mayor lugar al Amor:

​

​

"Corazón de rubí"

​

"Sé decir te amo pero no sé amar

Tu corazón de rubí, ¿qué he hecho con él?

Jugué al amor, no sabía ni jugar

Tu corazón de rubí, ¿qué he hecho con él? »

​

​

No olvidemos que entre los poetas, aquellos que han dejado su huella en la historia de la literatura, algunos han conocido los horrores del encierro y la detención. Citemos: Paul Verlaine, Guillaume Apollinaire, Robert Desnos, Max Jacob, Jean Genet… y tantos otros; que sacaron de allí, en este retorno forzado sobre sí mismos, en esta desesperación, en esta privación de libertad, una fuente de renovada inspiración”

 

Éric Cenat, director y actor